En esta sección de la web pretendemos abordar un acercamiento a la simbología que se puede observar en los diversos elementos de una Cofradía, haciendo especial mención a aquellos que aparecen en la nuestra, (paso, elementos ornamentales de la Virgen, elementos del cortejo, etc...), y su significado, partiendo como base del estudio que, en lo referente a estos aspectos, hizo Dª Celia Camacho Cubero como documentación para la exposición que realizó con motivo de la presentación del Cartel de nuestra Cofradía para la Cuaresma 2005.

Adentrarse en el mundo abigarrado, extenso e intenso de los símbolos cofrades no es fácil, y hemos de declarar, en principio, que no es nuestra intención agotar este fecundo tema, sino más bien hacer una somera y elemental aproximación introductoria.

Cualquier persona que vea pasar una procesión por nuestras calles se enfrenta con un lenguaje lleno de elementos cuyo significado puede o no entender en toda su profundidad.

"Símbolom" etimológicamente significa "mitad de" o "conexión de dos mitades"; era lo que hacían los antiguos para pagar deudas al transportar cosechas o ganados, o bien para conjurarse política o socialmente: partir una pieza de barro, madera o metal que, al conectar con su mitad permitía reconocer al prestatario o al deudor, así como al compañero de fatigas, o incluso, al conjurado, sin publicitar un cierto secretismo.

Ahora también funciona el símbolo como una “mitad” material a la que corresponde otra “mitad” intencionadamente significada.

En la Cofradía de Ntra. Sra. De los Dolores vamos a encontrar una rica y variada simbología, en general relacionada con la advocación de nuestra Sagrada Titular y los atributos que posee la Virgen María para la Iglesia, desde tiempo inmemorial hasta nuestros días. Pero también podemos hallar otros elementos de significación curiosa o generalmente desconocida para el público en general e incluso por los mismos cofrades; de ahí la inclusión de este apartado en la web, pues creemos interesante e incluso didáctico conocer los distintos aspectos simbólicos que, en muchas ocasiones, explican el porqué del diseño de una insignia, de la colocación de determinados elementos en el desfile penitencial, del color o bordado de una túnica, saya, manto, palio, etc...

Así pues, vamos a ir desgranando algunos de los principales aspectos simbólicos que aparecen en nuestra Cofradía, comenzando por el cortejo, siguiendo con el paso, y finalizando con los elementos ornamentales con que cuenta nuestra Titular, la Virgen de los Dolores.

CRUZ GUÍA Y FAROLES : La Cruz de Guía es una Cruz que puede estar realizada en diversos materiales, tamaños y formas (la de nuestra Cofradía es de madera y metal plateado) que, siguiendo el modelo de Cruz latina, abre los desfiles procesionales, marcando a los nazarenos el camino a seguir, que simbólicamente es "el camino de Cristo". La cruz representa a la “Cruz” que todo cristiano debe seguir y, además, sirve para declarar que es una manifestación cristiana, a la que encabeza. En señal de respeto se ofrece cera a esta Cruz con dos faroles.

 
 

En la cruceta (intersección de los brazos) de nuestra Cruz de Guía, encontramos el escudo de la Cofradía en orfebrería, constituido por un Corazón traspasado por espadas rodeado por una Corona de Espinas. La Corona de Espinas constituye uno de los símbolos de la Pasión de Jesucristo; en cuanto al corazón y las siete espadas, este símbolo representa la veneración de los Siete Dolores de María, que, promovida por la orden de los Servitas, desde su fundación en la Florencia del Siglo XIV, ensalza a la Virgen Dolorosa. Los Dolores son una contemplación glorificada del amor y el sufrimiento de la Virgen, en la profecía de Simeón, la huida a Egipto, la pérdida de Cristo en el templo, cuando Jesús y María se encuentran en el camino a la Cruz, la muerte de Jesús en la Cruz, el momento en que Jesús es bajado de la Cruz y puesto en los brazos de María, y por último, cuando Jesús es enterrado. Los Siete Dolores de María se celebran litúrgicamente el 15 de Septiembre. El establecimiento de esta festividad el 15 de Septiembre se remonta a 1715, aunque desde entonces se celebraba igualmente el Viernes de Pasión. Durante el Concilio Vaticano II (1964) entre las renovaciones litúrgicas promovidas, se estableció que se suprimieran las festividades duplicadas a lo largo del año. Se consideró duplicidad el Viernes de Dolores, ocho días antes del Viernes Santo, y el día de Nuestra Señora de los Dolores, el 15 de Septiembre. Y fue suprimido el Viernes de Dolores.

ESTANDARTE: Insignia en la que las cofradías colocan el retrato al óleo de su Titular, o bien alguna alegoría representativa de la Hermandad, en unos paños bordados con oro o plata, que penden de una cruz formada por una barra y un mástil y con remate en forma de cruz (como en nuestro caso), de imagen o de Ave María. En nuestro antiguo estandarte, se representan sobre fondo blanco tres elementos alegórico-simbólicos de interés: Corona Real, Anagrama Mariano y azucenas. Así, el blanco es símbolo de pureza, alegría y luz. Es un color con profundas raíces bíblicas: el Jesús transfigurado en el Monte Tabor viste de blanco (Mc 9, 3), el ángel que aparece junto al sepulcro de Jesús tras la resurrección (Mc 16, 5), los vencedores de los que habla el Apocalipsis (Apoc 7, 9).

 
 

Por su parte, las letras A y M entrelazadas componen el anagrama del Ave María, símbolo que encontraremos en repetidas ocasiones dentro de nuestra Cofradía; y la Corona Real hace referencia a la soberanía gloriosa de la Madre de Dios. La Corona refleja la realeza de Maria, dogma que fue establecido por la Iglesia en 1954, y que se recoge en una Encíclica promulgada por el Papa Pío XII el 11 de Octubre de 1954 (el pasado 2004 se cumplió el 50 aniversario), cuya festividad se celebra litúrgicamente el 22 de Agosto -aunque fue fijada originalmente el 31 de mayo-). Este dogma está estrechamente relacionado con el de la Asunción de la Virgen (establecido el 1 de Noviembre de 1950), y con el de la Inmaculada Concepción (establecido en 1854), cuya correlación lo podemos ver claramente en la citada Encíclica de Pío XII. A pesar de la reciente institución de este dogma, desde los primeros tiempos de la iglesia se ha asumido como tal la realeza de María, encontrando la denominación de "reina" en numerosos escritos de santos y doctores de la iglesia antes que se instituyera el dicho dogma. Finalmente, señalar que las azucenas que aparecen en el estandarte, son alusivas a la condición virginal de la Madre de Dios y a su concepción libre de toda mancha. Las azucenas y otras flores, sobre todo los lirios, por su belleza, son figuras de la belleza espiritual de María.

En el nuevo estandarte que ha estrenado la Cofradía en 2007, en lo referente a las figuras de los bordados, nos remitimos a la descripción que se hace acerca de la saya y manto de procesión de nuestra Titular más adelante, ya que el diseño está basado en los motivos que ornamentan dichas piezas. También aparece en esta insignia el escudo de la Cofradía, cuya simbología ya ha sido explicada, además del escudo de Doña Mencía, ya que es en su Parroquia donde nuestra Cofradía está erigida canónicamente.

 
 


Siguiendo con el nuevo estandarte, el asta de orfebrería que lo sustenta presenta en su remate, además de una Cruz, una Corona que representa la Realeza de María, dogma de la Iglesia ya expuesto con anterioridad.

VARAS DE MANDO: la vara de mando o báculo (como es más conocido en nuestra localidad) es una insignia compuesta de galleta y vástago, (el cual puede ser de metal o de metal y madera), que portan los nazarenos que van en las presidencias o acompañando a una insignia (Bandera, Estandarte,etc...). En la galleta es donde va, generalmente, el escudo de la Cofradía o algún motivo alegórico relacionado con la misma.

 
 

En el caso de las varas de mando de la Cofradía de Ntra. Sra. De los Dolores, encontramos en las galletas de las mismas dos motivos principales: el escudo de la Cofradía (corazón llameante rodeado de una Corona de Espinas), cuya significación simbólica ya ha sido explicada en el apartado correspondiente a la Cruz de Guía, y también podemos hallar el Anagrama del Avemaría (A y M entrelazadas) culminado por una Corona Real, que como ya se ha explicado, representa la Realeza de María, Madre de Dios.

EL PASO: En el paso de Ntra. Sra. De los Dolores también vamos a encontrar una serie de símbolos que podemos destacar. Comenzaremos por la CANASTILLA ( también denominada Canasto), o cuerpo principal del paso. En su panel frontal, hallamos el escudo de la Cofradía, y en el panel trasero, el Anagrama de María (ambos elementos simbólicos ya han sido explicados anteriormente).

 
 

Además, tanto en los paneles referidos como en los laterales (derecho e izquierdo) encontramos la presencia de CARTELAS, que son pinturas o relieves escultóricos que aparecen en los pasos conteniendo escenas de la vida de Cristo, de la Virgen, o de santos; tienen forma variada, aunque la más usual es la oval o la circular. En nuestro caso, las cartelas son relieves de orfebrería, en metal plateado, de forma circular, y representan distintos momentos de la Pasión de la Virgen.

En cuanto al palio, está formado por un dosel sostenido por varales, normalmente en número de doce, montado sobre una parihuela. Los orígenes de representar a las Vírgenes bajo palio hay que remontarlo a la liturgia de las iglesias católicas orientales (ej. ritos ortodoxos) en las que se usaba un baldaquino (del italiano baldacco que significa Bagdad) en forma de cúpula de ricas telas que se llevaba sujeto por varios palos portados por varias personas, para cubrir el Santísimo Sacramento, reliquias, sacerdotes de la alta jerarquía, o reyes, para protegerlos de la lluvia en las procesiones. De un origen puramente litúrgico, por extensión se utilizo en ciertas solemnidades para resguardar a los monarcas en sus desplazamientos. En ese contexto de protección de la realeza se sitúa la creación iconográfica de poner a nuestras vírgenes bajo Palio; pues si los reyes van bajo palio, mas derecho tiene la Virgen de ir bajo ellos, ya que la Virgen Maria es Reina de los Cielos... Aunque desde el siglo IV  se acepta la soberanía de nuestra Madre por teólogos, santos y doctores de la Iglesia, es Pío XII quien en 1954 instituye en el calendario litúrgico la realeza de Maria, el 22 de Agosto (aunque en un principio se asignó al 31 de Mayo). El lema de esta celebración es: “ Honrando a María Nuestra Reina, honramos a Cristo nuestro Rey y obtenemos vida eterna en el reino celestial.”

 
 

Como podemos ver, pues, el origen de los palios estuvo en telas y largas varas que protegían de la eventualidad de que pudiera llover tapando así las imágenes y evitando su deterioro, mientras que la referencia conceptual última es el ceremonial cortesano más remoto: la corte imperial bizantina sostiene en doce varas la cubierta del solio imperial en recuerdo de los doce Apóstoles. En cuanto al paso de Ntra. Sra. de los Dolores, hay que mencionar que en las barras que sostienen el palio, aparecen, armónicamente entremezclados con el fino labrado de las mismas con motivos vegetales, una serie de símbolos que merece la pena destacar: Santo Rostro, JHS y Corazón llameante atravesado por una espada:

SANTO ROSTRO O SANTA FAZ: Representa un lienzo en el que aparece la impresión del Sagrado Rostro del Señor, correspondiendo iconográficamente al momento en que, en la calle de la Amargura, la Verónica limpia con un paño el ensangrentado y sufrido rostro de Jesús.

JHS: Monograma de Cristo que significa "Iesus* Hominun Salvator" (Jesús Salvador de los Hombres).

* Es de destacar aquí que la J en paleografía se escribía en la antigüedad como I, así como por ejemplo la V se empleaba como U.

EL CORAZÓN DE LA VIRGEN: El corazón llameante y partido por una espada hace referencia a la profecía del anciano Simeón a María, en el capítulo 2 del Evangelio de san Lucas: "Una espada de dolor atravesará tu corazón".

Por otra parte, la gran capa o extenso manto que portan las Vírgenes sobre los pasos es una referencia idealizada a la más amplia misericordia. Los bordados, las velas y las flores, idealizan popularmente un triunfo con referencias celestiales, paradisíacas y cortesanas para venerar a María como reina de amor y del dolor al mismo tiempo. No obstante, hablaremos de alguno de estos aspectos algo más adelante.

Dentro de este apartado dedicado a la simbología del paso, también podemos incluir la que aparece en la peana sobre la que se eleva la Virgen de los Dolores en su trono durante la estación de penitencia. En dicha peana, encontramos en la zona central de su cara frontal el Anagrama del Avemaría, que como hemos mencionado con anterioridad, es un elemento simbólico que aparece reiteradamente en nuestra Cofradía.

ELEMENTOS ORNAMENTALES DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES:

Dentro de este apartado, vamos a hablar de la simbología que se muestra tanto en las ropas con que cuenta nuestra Titular (sayas, mantos, etc...), como en elementos de su atuendo (resplandor, corona, corazón...).

La Corona refleja la realeza de Maria, dogma que fue establecido por la Iglesia en 1954, y que se recoge en una Encíclica promulgada por el Papa Pío XII el 11 de Octubre de 1954 (el pasado 2004 se cumplió el 50 aniversario). Este dogma está estrechamente relacionado con el de la Asunción de la Virgen (establecido el 1 de Noviembre de 1950), y con el de la Inmaculada Concepción (establecido en 1854), cuya correlación podemos ver claramente en la citada Encíclica de Pío XII. A pesar de la reciente institución de este dogma, desde los primeros tiempos de la iglesia se ha asumido como tal la realeza de María, encontrando la denominación de "reina" en numerosos escritos de santos y doctores de la iglesia, antes incluso de que se instituyera dicho dogma.

En los primeros siglos de la Cristiandad, la piedad popular comenzó a representar en el arte a la Virgen con corona, al igual que el tema iconográfico de la coronación de la Virgen surge durante la Edad Media. Tras el Concilio de Éfeso (431 D.C) se popularizó el representarla como reina, sentada en un trono, con diadema real y rodeada de Ángeles y santos; y en siglo XII ya aparece sentada a la derecha de Cristo con una corona sobre la cabeza; mientras es en el XIII cuando aparece el tema iconográfico de la Coronación de la Virgen. Sin embargo, es tras la difusión del rezo del rosario en el siglo XVI cuando el tema de la coronación de la Virgen se expande más (pues es el Quinto Misterio Glorioso) y encontramos con mas frecuencia esta representación.

 
 

La corona que porta Ntra. Sra. De los Dolores es una corona Real, de tipo antequerano; vamos a describir las distintas partes de que se compone, en aras de explicar el significado simbólico de algunas de ellas:

Canasto : El canasto se compone de dos partes; el aro y el canasto propiamente dicho. El ARO es la corona de la antigüedad reducida a una mínima expresión; se compone de una banda rematada por una moldura. Esta franja está decorada con motivos florales, reminiscencia de las coronas vegetales que en la antigüedad portaban dioses y héroes. El CANASTO esta montado encima del aro, y forma todo un bloque con el mismo. Es una parte cilíndrica y troncocónica, y en ella, la decoración vegetal es muy variada, encontrando también elementos arquitectónicos como volutas y relieves ovales.

Imperiales : Se denominan IMPERIALES a las bandas cruzadas que van montadas encima del canasto. Los imperiales en nuestra Corona están en número de seis (las coronas que llevan imperiales son coronas cerradas, mientras las que no los llevan se denominan coronas abiertas). Estos imperiales están ricamente ornamentados, también con motivos vegetales.

Ráfagas o Resplandores : Las RÁFAGAS de las coronas simbolizan divinidad. La corona de la Virgen de los Dolores además tiene reminiscencias concepcionistas y apocalípticas, pues está rematada por estrellas . Las ráfagas tienen cuatro elementos constructivos comunes a casi todas las coronas; la diadema, los resplandores, la cruz y las estrellas. La DIADEMA es la banda que va sujeta al canasto y sobre la cual se montan las ráfagas; presenta como decoración motivos vegetales. Los RESPLANDORES están formados por rayos biselados.

 
 

La corona de Ntra. Sra. De los Dolores está culminada por dieciocho estrellas, que están situadas rematando las ráfagas. Las estrellas presentan doce puntas. Como todas las coronas, lleva una CRUZ, que está situada en la zona central superior de la diadema. La tipología de esta cruz pertenece al modelo iconográfico denominado Cruz Triunfal. Se trata de una Cruz que se representa sobre el orbe terráqueo; simbolizando el triunfo final de Cristo sobre el mundo.

Diadema : Corona simplificada que portan las Imágenes de la Virgen y que simboliza la realeza de María. Las diademas, al igual que las coronas, son símbolo de divinidad y realeza, y estructuralmente son coronas simplificadas; presentando la banda o diadema en si, las ráfagas, estrellas y cruz, presentando similares parámetros estructurales y estéticos que ya hemos visto al hablar de la corona.

 
 


La diadema de Ntra. Sra. De los Dolores es de plata sobredorada, y cuenta con los elementos antes mencionados a excepción de estrellas, de las que carece, estando, al igual que la corona, rematada por una Cruz Triunfal.

Corazón: La Virgen de los Dolores, tanto en su altar en la Ermita del Espíritu Santo como en su recorrido procesional del Jueves Santo, porta en el pecho un corazón traspasado por siete espadas, en plata sobredorada.

 
 

Este símbolo representa la veneración de los Siete Dolores de María, que, promovida por la orden de los Servitas, desde su fundación en la Florencia del Siglo XIV, ensalza a la Virgen Dolorosa. Los Dolores son una contemplación glorificada del amor y el sufrimiento de la Virgen, en la profecía de Simeón, la huida a Egipto, la pérdida de Cristo en el templo, la Crucifixión y muerte, la Piedad o quinta Angustia, o sea el momento en que Cristo es puesto en brazos de su madre y el Santo Entierro.

A continuación, trataremos de los elementos simbólicos contenidos en las vestiduras de Ntra. Sra. De los Dolores, centrándonos en principio en la descripción de los que aparecen en la saya y manto con los que nuestra Titular procesiona cada Jueves Santo, por ser estos ropajes especialmente ricos en estos aspectos que estamos describiendo, y por haber sido los mismos objeto de estudio por parte de Celia Camacho Cubero, presentadora del cartel de nuestra Cofradía en la Cuaresma del 2005, para documentar su alocución.

Dentro del ajuar de Ntra. Sra. De los Dolores podemos destacar la saya y manto de color burdeos, que donó a la Cofradía en 1975 D. Francisco Campos Roldán, quien fue Hermano Mayor de la misma desde 1948 hasta 1966. Los bordados que presentan ambas piezas fueron pasados a éstas procedentes de una saya y manto antiguos, de color negro, con que contaba la Virgen de los Dolores desde el siglo XIX, donados por Doña María del Rosario Moreno Priego, Camarera de nuestra Imagen Titular. Dichos bordados fueron transferidos a las nuevas piezas por las religiosas Esclavas del   Santísimo   Sacramento, de Córdoba, añadiendo además al manto, por ser este de mayores dimensiones que el antiguo, otros elementos de bordado para complementar su ornamento. Por tanto, al valor estético, artístico y material que poseen, se añade un valor histórico que realza la importancia y belleza del conjunto, y que supone un inestimable patrimonio para nuestra Hermandad.

La saya mencionada, con la que aparece Ntra. Sra. De los Dolores en el cartel de la Cuaresma de 2005, reproduce con total fidelidad los bordados que figuraban en la saya negra decimonónica. Vamos a comentar algunos detalles relacionados con la simbología que contiene dicha prenda. Su color rojo, en la variedad burdeos, representa el Amor de Cristo y su Pasión. Es el color de la vida y de la redención del hombre a través de la sangre derramada por el Salvador. Es el color del fuego, el usado en Pentecostés y el que se identifica con el Amor hermoso de María. A su vez, alude a la Eucaristía, a lo Sacramental y, en definitiva, a la propia naturaleza humana de Cristo.

 
 


Por otra parte, la simbología floral de los bordados alude al cúmulo de Virtudes Marianas. Así, las rosas se identifican con la perfección, la belleza física y espiritual de la Madre. Dentro de esos bordados encontramos la llamada Rosa Mística. La Rosa como emblema mariano fue arraigando especialmente en la Edad Media, aunque ya antes, a partir de los textos bíblicos, se acude a la mención de esta flor para expresar diversos conceptos de orden espiritual. Así, en el Eclesiástico 24,14, la Sabiduría, imagen de María, se refiere a sí misma con la siguiente expresión: “Crecí cual brote de rosa en Jericó...” San Buenaventura, en su obra La vid mística, presenta la rosa como figura de la caridad. La rosa suela llamarse “la reina de las flores”, y es símbolo de la caridad porque ésta es la reina de las virtudes. En la Letanía Lauretana se invoca a la Virgen como "Rosa Mística", Rosa Mystica. Por otro lado, las rosas y las guirnaldas que con ellas se formaban vinieron a ser elementos que entraron a formar parte de la piedad popular en torno a María, especialmente en el mes de mayo, ya desde época medieval. En el libro de las Cantigas del rey Alfonso X el Sabio se hacen muchas alusiones a este asunto. La cantiga décima lleva como estribillo estas palabras: “Rosa de las rosas e Flor de las flores, e Dueña de las dueñas e Señora de las señoras. También Pedro López de Ayala, en el Rimado de Palacio, escribe: “Santa María, Santa Virgen muy gloriosa / de las flores, Tú flor, e de las rosas rosa”. Siguiendo con la simbología de esta pieza, encontramos alusivo a Cristo el laurel con que se remata cada bocamanga, que manifiesta la Victoria, la Ascensión, la regeneración y la inmortalidad, evidenciando con ello la Resurrección. Además de los motivos florales, podemos observar en esta saya la presencia de símbolos de la Pasión de Cristo, como la Corona de Espinas, los Clavos, y las Tenazas, y también de una mano que representa la bofetada que recibió Jesús ante Anás, como símbolo del maltrato y humillación de que fue objeto Nuestro Señor.

Otros símbolos a destacar en esta saya son el racimo y las espigas de trigo, que hacen referencia al Santísimo Sacramento. Son numerosos los episodios bíblicos donde aparece el trigo, comenzando por la ofrenda hecha por Caín (Gn 4,3). También en el Génesis se narra uno de los sueños de José relacionado con el trigo (Gn 37,5-7) y otro sueño del Faraón que José interpretó (Gn 41). La imagen del trigo -y, por tanto, del pan- está estrechamente ligada a la Eucaristía. A menudo, en los episodios de la Natividad, el pesebre en el que descansa el Niño Jesús está provisto de espigas de trigo que evocan el Pan Eucarístico. En este contexto se inscriben algunas representaciones de la Virgen con el Niño que lleva en la mano unas espigas de trigo, a veces junto a un racimo de uvas.

La imagen de la vid es muy frecuente como motivo decorativo, tanto en el arte como en la arquitectura sagrada. Aparece entre las pinturas de las catacumbas, en los mosaicos bizantinos, en las fachadas de las catedrales medievales... La planta y su fruto se consideran generalmente símbolo de Cristo y de su sacrificio. La imagen de la uva y del vino, en particular, son una referencia a la Pasión de Cristo y al episodio de la Última Cena.

 
 

También podemos destacar la representación del Agnus Dei o Cordero Místico. En el arte Cristiano el cordero es uno de los símbolos mas frecuentes, representando el sacrificio del Salvador, y como referencia evangélica lo tomamos de Juan 1,29 "He aquí el cordero de Dios que quita los pecados del mundo". Aparece echado sobre una cruz alta, apareciendo también el Estandarte de la Victoria. Vamos a explicar la iconología o significado simbólico del cordero en el arte sacro: el cordero es una figura que, significando inocencia y sacrificio, se identificó rápidamente con la figura de Cristo víctima inmolada. Como derivación de esto suele aparecer con nimbo o aureola (luz circular sobre la cabeza que representa santidad) y una Cruz. Así representado, aparece como el doble de Cristo Crucificado. Esto se conoce como “el Cordero Crucífero”.  A menudo, está echado sobre su costado, de cuya herida se escapa un chorro de sangre que se recoge en un cáliz. Por otra parte tenemos el llamado “Cordero Vexilífero”; al añadir a la Cruz  el Estandarte de la Victoria o Pabellón Triunfal de Cristo Resucitado, un símbolo de la Crucifixión se convierte en un emblema de la Resurrección. También se le representa a menudo sobre el Libro de los Siete Sellos (los Siete Sacramentos), siendo así el Cordero del Apocalipsis, símbolo de Cristo Juez de la Segunda Parusía (así aparece en la saya con que procesiona Ntra. Sra. de los Dolores el Jueves Santo).

En lo que respecta al manto, al igual que la saya, es de color rojo burdeos. Muestra los bordados del manto antiguo al que nos hemos referido anteriormente, con motivos florales (de significación ya explicada), además de otros que se añadieron a éstos para completar el ornamento de la pieza, que era como ya se ha mencionado, de mayores dimensiones que la del siglo diecinueve.

 
 

El coste que tuvo la realización de los bordados complementarios, que seguidamente pasaremos a describir, fue sufragado, no por D. Francisco Campos Roldán, quien desgraciadamente falleció tras la primera fase de confección del manto, sino por su hija Dª Rafaela Campos Vargas, quien quiso hacer realidad los deseos manifestados por su padre antes de su muerte de continuar bordando la referida pieza para embellecerla aún más. Se eligieron, para armonizar con los motivos florales de los bordados ya existentes, diversos tipos de flores, representándose entre otras, flores de lis y unas bellas rosas que hacen del manto de Ntra. Sra. De los Dolores un elemento único y de gran belleza plástica.

 
 

La rosa viene siendo un símbolo cristiano desde el siglo XIII, y es uno de los símbolos de la Virgen María. Como casi todo en arte, es un símbolo pagano cristianizado; en la antigua Roma estaba asociada a Venus, y simbolizaba victoria, orgullo y amor triunfante... y es en esta última acepción en la que se conecta con María la Madre de Dios. Cuando la rosa es blanca simboliza pureza, y cuando es roja martirio. Una de las razones por las que las rosas están asociadas con la Virgen María está en los escritos de San Ambrosio, en los que relata como la rosa llegó a tener espinas, pues según el Padre de la Iglesia, antes de estar en la tierra, la rosa crecía en el Paraíso sin espinas; sólo después de la caída del hombre le salieron a la flor sus espinas para recordarle su pecado, mientras la belleza y fragancia de la misma permanecía para recordarle el esplendor del Paraíso. Y es por esta leyenda por lo cual se denomina a la Virgen "rosa sin espinas", pues ella nació sin el pecado original

 

Otro de los conjuntos con que cuenta Ntra. Sra. De los Dolores está compuesto por una saya y un manto, ambos de color negro, que donó en el siglo XIX Su Ilustrísima D. Pedro María Cubero López de Padilla, natural de Doña Mencía y Obispo que fue de Orihuela, desde donde envió los elementos mencionados. Tanto la saya como el manto están bordados en hilo de plata sobre terciopelo negro, un color que, obviamente, no necesita explicación; habla de luto, de intenso dolor por una funesta pérdida. De hecho, hasta mediados del siglo XX, Ntra. Sra. De los Dolores vestía las mencionadas ropas en la procesión del Viernes Santo por la noche, acompañando al Santo Sepulcro. En cuanto a los bordados que presentan las referidas piezas, en ambas encontramos motivos vegetales y florales, los cuales, como hemos mencionado ya con anterioridad, representan el cúmulo de Virtudes Marianas.

 
 

Sin embargo, es en el manto donde encontramos, como ornamento del mismo, un original conjunto de estrellas de plata adosadas al terciopelo. La Estrella, en la Letanía Lauretana "Estrella de la Mañana", Stella Matutina, expresa simbólicamente la esperanza de quien aguarda la llegada del día después de las tinieblas de la noche. Diversos pasajes de la Biblia presentan a las estrellas como guías. El más conocido de todos es el de los Reyes Magos que fueron a adorar a Jesús guiados por una estrella. San Buenaventura nos dice: "La estrella superior, que es la bienaventurada Virgen, nos conduce a Cristo". Muchos otros textos de escritores eclesiásticos se refieren a María como "Estrella del Mar" y así se manifiesta también en el repertorio iconográfico en torno a la Inmaculada. En ambas advocaciones el significado es el mismo.

También cuenta Ntra. Sra. de los Dolores en su ajuar con otra interesante pieza; se trata de una saya de color marfil que perteneció con anterioridad a la Virgen del Rosario, Imagen que alcanzó una importante devoción en Doña Mencía y que, al igual que la primitiva imagen de la Virgen de los Dolores, desapareció en el lamentado incendio de nuestra Iglesia Dominicana en 1932.

Normalmente se representa a los santos con símbolos que son indicativos de sus principales características. Así, por ejemplo, se representa a San Pedro con "las llaves", simbolizando el poder que le concedió el Señor. San Vicente Ferrer es representado por "alas", porque está considerado como el "ángel del Apocalipsis", y así sucesivamente. Santo Domingo de Guzmán está representado frecuentemente con un báculo en su mano derecha, de la que cuelga un guión con el emblema de la Orden de Predicadores junto con el rosario, y un perro con una antorcha encendida. Frecuentemente se añaden una lila blanca en su mano izquierda y una estrella en su frente. Todo ello se refiere a aspectos o sucesos de la vida de Santo Domingo. Pues bien, muchos de estos elementos que identifican a Santo Domingo y a la Orden de Predicadores los podemos encontrar en la referida saya del siglo XVIII perteneciente al ajuar de Ntra. Sra. de los Dolores, y que, como se ha señalado, perteneció originariamente a Ntra. Sra. del Rosario,   a quien fue donada en   1756. Veamos la iconografía de esta pieza única y su significado.

 

 
 

D. Antonio Cantero Muñoz, investigador y autor de diversos libros y trabajos acerca de la religiosidad popular en nuestra zona, afirma que dicha pieza, junto con un manto de tisú de oro que complementa el conjunto, fueron donados a la citada anteriormente Virgen del Rosario allá por el año 1756; es indudable, por tanto, la importancia histórica de estos elementos del ajuar de nuestra Titular, pero, además, a ello se une la impresionante belleza de la saya y del manto. En cuanto a la primera, presenta unos bordados en oro fino, dentro de los cuales podemos encontrar una variada simbología:

Escudo de la Orden Dominicana rodeado por un rosario:

La Orden de Predicadores (Ordo Praedicatorum, O.P.), conocidos popularmente como Dominicos y Orden Dominicana son una orden mendicante fundada por Santo Domingo de Guzmán en Toulouse, Francia. Su hábito es blanco con una túnica, escapulario, capucha y una capa de color negro. Utilizan como emblema más conocido, la Cruz de Calatrava pintada con los colores de la orden. Se trata de una cruz griega (con los cuatro brazos iguales), flordelisada (con flores de lis en los extremos de los brazos). El Estandarte con el emblema Dominicano es el "escudo de armas" de Santo Domingo. Blanco y negro: pureza y penitencia, muerte y resurrección, combinando el ideal Dominicano de mortificación y alegría, renuncia al mundo y posesión de Cristo.

En cuanto al Rosario, la explicación es obvia. Santo Domingo fue el fundador del Rosario, un regalo de María para ayudarle en su trabajo para la conversión del mun
do.

 

 
 

Escudo de la inquisición:

El escudo del Tribunal lleva en la parte izquierda una rama de olivo, la cual representaba el perdón y la reconciliación para los arrepentidos; hacia el centro, una cruz que simbolizaa la Religión Católica; y, en el extremo derecho, una espada, símbolo del Poder Real, al cual entregarían a los procesados que no se arrepintiesen de sus faltas. En este último caso, las autoridades reales les aplicaban la pena correspondiente.

 

 
 

La Estrella:

Se nos dice en la misma Leyenda que durante el bautismo de Domingo apareció una estrella sobre su frente. Por medio de su vida y predicación, Domingo fue como un faro guiando almas hacia Cristo. Desde sus años de estudiante en Palencia, España, donde vendió sus valiosos libros para conseguir dinero para ayudar a los pobres que estaban sufriendo por una gran sequía, y donde llegó a ofrecerse él mismo a ser vendido como esclavo para redimir a cristianos cautivos por los Moros, a aquella noche, en un viaje a Dinamarca, que pasó en conversación con el hospedero hereje, atrayéndole por fin otra vez a la fe verdadera, a su etapa en el Languedoc, donde pasó los mejores años de su vida, hasta su enseñanza y predicación, hasta la fundación de su Orden, Santo Domingo fue siempre una estrella brillante que atrajo almas perdidas a Cristo.

El perro:

La Leyenda (primera biografía de Santo Domingo) narra una visión que su madre, la Beata Juana de Aza, tuvo antes de que Santo Domingo naciera. Soñó que un perrito salía de su vientre con una antorcha encendida en su boca. Incapaz de comprender el significado de su sueño, decidió buscar la intercesión de Santo Domingo de Silos, fundador de un famoso monasterio Benedictino de las cercanías. Hizo una peregrinación al monasterio para pedir al Santo que le explicara el sueño. Allí comprendió que su hijo iba a encender el fuego de Jesucristo en el mundo por medio de la predicación. En agradecimiento, puso a su hijo por nombre Domingo, como el santo de Silos. Es un nombre muy apropiado, por cuanto Domingo viene del Latín Dominicus, que significa "del Señor". De Dominicus (Domingo) viene Dominicanus (Dominico, que es el nombre de la Orden de Santo Domingo). No obstante, utilizando un juego de palabras, se dice que Dominicanus es un compuesto de Dominus (Señor) y canis (perro), significando "el perro del Señor" o el vigilante de la viña del Señor).


 
 


En lo relativo al manto que acompaña a la saya descrita, se halla profusamente decorado con motivos florales.

 
 


Como también se ha explicado anteriormente, la simbología floral suele aludir al cúmulo de Virtudes Marianas.

Siguiendo con el tema de la simbología, vamos a tratar ahora del lenguaje floral en los pasos procesionales. Durante siglos, el cristianismo ha usado los vegetales y de manera especial las flores, como ofrenda a Dios, para significar la grandeza del amor divino, tanto del que Dios nos tiene como del que tributamos al Señor. Es cierto que el cristianismo en esto no inventa nada, sino que lo toma, transformándolo de las fuentes mediterráneas en que nació.

Ya sea el judaísmo, ya el mundo pagano y grecorromano en su conjunto, habían utilizado siempre las flores, frutos y vegetaciones muy profusas, para dignificar los escenarios de sus celebraciones religiosas, adornando sus ceremonias con gran cantidad de flores, hasta el punto de convertir la guirnalda en un elemento decorativo que se transmite al campo de lo escultórico y pictórico con toda naturalidad. Basta observar los relieves de ofrendas sacrificiales y triunfos militares, para darse cuenta de que los ramos y coronas estaban a la orden del día.

Lo mismo puede decirse del mundo judaico, si bien el clima y la vegetación de Judea favorecen menos la variedad vegetal que la zona de Galilea, mucho más verde y fértil que el desierto judío.

Simbología evangélica:

En el mismo Evangelio, los ramos de olivo y las palmas, ponen ya el pórtico de la Semana Santa, abriéndonos al simbolismo con toda naturalidad, nunca mejor dicho: "naturalidad" abierta, eso sí, a la significación sobrenatural. Las palmas significan la victoria y el triunfo, los olivos nos recuerdan la paz y el laurel, dado su verdor perenne, la inmortalidad y la vida eterna.

La Semana Santa, vivida en la clave barroca propia de España, sobre todo en el Sur, tan abigarrada en sus simbología, también expresa, relaciona y diferencia a base de exornos florales. Así , los pasos de Cristo suelen expresar el dolor y la sangre por medio de claveles rojos. Los pasos de la Virgen, nos ayudan a relacionar la pureza de la Madre de Dios con la blancura de sus azucenas, gladiolos y claveles.

Además hay también pasos que adoptan la diferencias acusadísimas de adornarse con lirios morados o azahar exclusivamente, marcando distancias en sus signos penitenciales gracias al color morado o bien al reguero aromático del olor a primavera, tan propio de la flor del naranjo.

Ausencia de flores

Hay, además, pasos que se significan por la ausencia de flores para dar a entender su marcado carácter de austeridad. Incluso, algún crucificado sale a las calles adornado con cardos y espinas, en clara alusión a la corona del Redentor.

En definitiva, toda la gama simbólica de la vegetación en los pasos, se une a la escultura, el color, el olor, la luz, el bordado o la música en un conjunto simbólico que ha de cuidarse. Lo mismo puede y debe decirse de los adornos florales. Una catequesis artística como la que constituye un paso de procesión en la calle, debe ser preparada con esmero en todos sus detalles, hasta el punto de establecer un todo unitario que exprese la vivencia del primer Mandamiento: amar a Dios sobre todas las cosas.

Flores en piedra

¿Ha visto el visitante cuánta vegetación hay labrada en una catedral gótica? ¿Sabríamos contar la calidad de las ornamentaciones florales de un retablo barroco? ¿Recordamos los vegetales de los mosaicos de la antigüedad cristiana, o los humildes ramos de las catacumbas romanas? Pues lo mismo cabe afirmar del cuidado que ha de presidir la preparación floral de un paso, para que, sin quitar protagonismo a una imagen sagrada y sin colaborar al simple lucimiento personal del florista, sirvan al fin principal: convocar a la amorosa oración como puro acto de amor a Dios.

Todas las criaturas pueden hablarnos de su Creador, siempre inefable. También las flores: hagámoslas hablar, dejémoslas hablar, sintámoslas hablar.

Otro aspecto interesante es el uso de los colores en las Hermandades puesto que hemos de tener en cuenta que también el colorido expresa la simbología cofrade. El uso del color es algo inherente al ser humano. Una fiesta, una idea, un acontecimiento celebrado puede expresarse también y suscitar actitudes de fe a través de ese signo externo que es el color, supuesto que ha sido elegido precisamente en consonancia con lo que es la identidad más propia de una celebración. Así ocurre con los colores litúrgicos, por ejemplo. Es bueno, por eso, que empecemos haciendo un poco de historia, viendo cuál es el origen de los colores en la liturgia y su significado para que después miremos a nuestra Hermandades y Cofradías para saber si los colores de sus ropajes tienen algo que ver o no con aquellos.

Primeros pasos:

El primero que trató con cierta amplitud de los colores litúrgicos y dio normas en esta materia fue el Papa Inocencio III (+1216) en su "De Sacro Altaris Mysterio". En él dice que eran cinco los colores usados por la Iglesia de Roma: blanco, rojo, negro, verde y morado. A partir del Concilio de Trento, en el siglo XVI, se fija un código para el uso de los colores muy similar al actual. En la Ordenación General del Misal Romano (OGMR), surgido tras el Concilio Vaticano II, se recogen como colores litúrgicos el blanco, el rojo, el verde, el morado o violeta, el negro y el rosa (OGMR n. 308). En España y en algunos países de Hispanoamérica, además, se puede utilizar el color azul o celeste en las fiestas de la Santísima Virgen María, desde mediados del siglo XIX.

¿Por qué los colores? :

Según la OGMR los colores litúrgicos tienen una doble finalidad. Por una parte, ayudan a sintonizar mejor con los misterios que se celebran: "la diversidad de colores en las vestiduras sagradas tiene como fin expresar con más eficacia, aún exteriormente, las características de los misterios que se celebran". Y por otra, tienen la pedagogía de la variedad y la dinámica de un Año Cristiano que nos va conduciendo por misterios y actitudes graduales: "expresan también el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico". Según la OGMR (n. 308) queda abierta la posibilidad, además, de que las Conferencias Episcopales propongan nuevos colores que respondan mejor a las necesidades y modos de ser de los pueblos. En definitiva, lo que se pretende es que el color -como elemento visual sencillo- unido a otros elementos importantes como son las lecturas, las oraciones y los cantos, sirvan para una celebración más consciente y profunda del Misterio.

Simbolismo de los colores:

Cada uno de los colores litúrgicos, por tanto, no está elegido al azar sino que guarda una correspondencia con el sentido litúrgico de la fiesta o tiempo que se esté celebrando. Así, el blanco es símbolo de pureza, alegría y luz. Es un color con profundas raíces bíblicas: el Jesús transfigurado en el Monte Tabor viste de blanco (Mc 9, 3), el Ángel que aparece junto al sepulcro de Jesús tras la Resurrección (Mc 16, 5), los vencedores de los que habla el Apocalipsis (Apoc 7, 9). Es el color que se usa en la Navidad, la Pascua, así como en las fiestas de los ángeles, los santos no mártires y las fiestas de Jesucristo que no se refieran a los misterios de la Cruz. También se usa en el bautismo, el matrimonio y la unción de los enfermos. El rojo es, por su parte, el color del fuego, del amor y de la sangre. Es el color destinado a las celebraciones de los mártires, a los misterios de la Cruz, a las fiestas de los Apóstoles y los evangelistas. Se utiliza también en Pentecostés (el fuego del Espíritu) y se puede utilizar en la confirmación. Con el verde se significa la paz, la esperanza y la serenidad. Es el color del llamado "Tiempo Ordinario", ese tiempo en el que la Iglesia celebra el conjunto de la Historia de la Salvación y, sobre todo, el misterio semanal del domingo como Día del Señor. Moradas son las vestiduras de Adviento y Cuaresma, de las celebraciones penitenciales y de las exequias -aunque en estas últimas también se puede utilizar el negro-. Es un color que apunta a la penitencia, al dolor, a la tristeza y a la austeridad. Además de estos, también se utiliza el rosa, para el domingo de "Gaudete" (a mediados de Adviento) y el de "Laetare" (a mediados de Cuaresma); el azul, para las fiestas de la Virgen, y el dorado que, por la nobleza de sus materiales, puede usarse en una fiesta muy solemne.

Los colores cofrades:

Si analizásemos ahora los diversos ropajes que las Hermandades y Cofradías utilizan, nos podemos dar cuenta de que sí hay cierto parecido, cuando no un traspaso de color y significación desde lo litúrgico a las Hermandades y Cofradías. Tomemos como ejemplo la Semana Santa, pues en ella vamos a encontrar toda la gama de colores. Si antes vimos que el blanco es símbolo de alegría y de luz sería muy extraño que una cofradía de Gloria vistiese, por ejemplo, de negro. O que una cofradía de Penitencia vistiese de verde cuando el color penitencial es el morado. Y así podríamos ir mirando todas las Cofradías y Hermandades y nos daríamos cuenta de que los ropajes que visten guardan una estrecha relación con los colores litúrgicos, viniendo a significar lo mismo que estos. No obstante, tampoco es extraño observar Cofradías que lucen un determinado color en relación con algún aspecto importante de su fundación, como sería su relación con alguna Orden religiosa, el carácter que posea dicha Cofradía (si es una Cofradía de luto, "de negro") o, en último caso, el gusto o capricho de aquellos que la fundaron y la pusieron en marcha, siendo en este caso imposible establecer una significación simbólica, o, de poder realizarse ésta, no correspondería con los conceptos adecuados para esa Cofradía.

Todo esto abunda en la idea de que, en el mundo cofrade, verdaderamente no "vale todo". Como se ha comentado anteriormente, una catequesis en la calle como la que constituye una procesión, debe ser preparada con esmero en todos sus detalles, hasta el punto de establecer un todo unitario. Es importante adquirir la formación y la información necesarias para hacer las cosas con un rigor y unos conceptos que, realmente, permitan poner en valor una manifestación religiosa de tanta importancia y calado como es la Semana Santa. En definitiva, el exhorno floral en los pasos, la escultura, el color, el olor, la luz, el bordado o la música se unen y complementan en un conjunto simbólico que ha de cuidarse. Cada Cofradía debe buscar su estilo, su particularidad, pero atendiendo a unos cánones y conceptos que homogeneicen todos sus elementos y le den consistencia y armonía.